Postal fechada en la unidad de Hitler de la Primera Guerra Mundial

 



    Postal escrita el 19 de abril de 1916. El sello pertenece a la unidad de Hitler en la Primera Guerra Mundial, Bayerische Reserve Infanterie Regiment 16, de la 6 Bayerische Reserve Division. Estas postales son muy cotizadas, por haber pertenecido Hitler a esa unidad. La postal muestra la construcción de un puente. 

Hitler en Fournes-en-Weppes, Abril de 1916

    Transcribo algún episodio de la actividad de Hitler en su unidad de la biografía de Toland:

    "Mientras sus camaradas hablaban de comida o mujeres, Hitler leía o pintaba, pero cuando la conversación derivaba hacia temas serios, intervenía y soltaba una perorata. Sus camaradas, de mentalidad más simple, quedaban hechizados por su elocuencia, y les encantaban sus "rollos" acerca de pintura, arquitectura y cosas parecidas. el hecho de que 'siempre tenía delante un libro abierto' contribuía a su reputación de intelectual. Siempre llevaba varios en sus mochila, entre ellos uno de Schopenhauer ('Aprendí mucho de él'). La recurrente defensa que hace este filósofo de la fuerza de la voluntad ciega, y el triunfo de dicha voluntad, debió hallar eco en su espíritu. 

Hitler junto a compañeros, en Fournes-en-Weppes, septiembre 1916

        Para finales del verano de 1915, Hitler se había vuelto indispensable en el cuartel general del regimiento. A menudo la artillería cortaba las líneas telefónicas con los puestos de mando de batallones y compañías, de modo que los mensajes solo podían despacharse por medio de correos que iban a pie. 'Muy pronto supimos en qué mensajeros podíamos confiar más', rememoraría el teniente Wiedemann. Los compañeros mensajeros de Hitler lo admiraban tanto por su astucia -podía deslizarse hasta el frente como uno de los indios sobre los que había leído en su infancia- como por su coraje excepcional. Sin embargo, había lago en él que inquietaba a los otros hombres. Les parecía demasiado distinto, con un sentido del deber desmedido. 'Es más importante transmitir los mensajes que satisfacer nuestra ambición personal o nuestra curiosidad', aleccionó una vez a un colega. Su ansia de acercarse al frente era antinatural, y a menudo entregaba los mensajes de otros mensajeros sin que éstos se lo pidieran. 

       La lucha se intensificó en junio y julio, y Hitler empezó a acusar los efectos de la tensión constante. Su rostro empalideció y se demacró. En las primeras horas de la madrugada, cuando los ingleses lanzaban un ataque de artillería, Adolf saltaba de la cama, empuñaba el fusil y echaba a andar rápidamente de un lado a otro, 'como un caballo de carreras en el punto de partida', hasta que todos se despertaban. Se ponía todavía más impaciente con las quejas de sus vecinos. Si alguien protestaba por la reducción de la ración de carne, él replicaba bruscamente que en 1870 los franceses habían comido ratas.

       El 25 de septiembre los ingleses aumentaron la presión de su ataque, y al anochecer la posición de todo el Decimosexto Regimiento estaba en peligro. Las comunicaciones telefónicas con el frente cesaron de golpe. Hitler y otro hombre se adelantaron para descubrir qué había sucedido y regresaron 'a duras penas' con la novedad de que las líneas estaban cortadas.Un ataque masivo del enemigo era inminente. Se envió a Hitler a difundir la alerta, y de alguna manera logró sobrevivir una vez más al mortífero fuego concentrado de artillería. 

Fournes-en-Weppes, agosto de 1916

       En los meses anteriores se había librado por los pelos de la muerte en incontables ocasiones. Era como si lo protegiera un amuleto o un conjuro. Años después contaría al corresponsal inglés Ward Price que 'estaba cenando en una trinchera con varios camaradas. De repente me pareció que una voz me decía: 'Levántate y márchate de aquí'. Era tan clara e insistente que la obedecí mecánicamente, como si de una orden militar se tratara. Me puse de pie en el acto y caminé unos veinte metros por la trinchera, llevando conmigo mi cena en su lata. Entonces me senté para seguir comiendo, con la mente de nuevo tranquila. Unos instantes después, llegaron hasta mí un destello y un estallido ensordecedor procedentes de la parte de la trinchera que yo acababa de dejar. Un obús perdido había estallado encima del grupo con el que yo había estado sentado, y todos sus miembros murieron'.

        Quizá era temporada de premoniciones. Aquel otoño, una noche blanca y gris por la escarcha, Adolf tal vez tuvo una intuición sobre su destino cuando escribió este extraño poema:

A menudo en las noches amargas,

voy al roble de Wotan rodeado de silencioso fulgor

para forjar una alianza con los poderes oscuros.

Las letras rúnicas que traza la luna con su mágico hechizo

y todos los que durante el día están llenos de impudicia

¡se vuelven pequeños ante la fórmula mágica!

Ellos arrojan lanzas de acero,

Pero en vez de dar en el blanco

éstas se solidifican en estalagmitas. 

Así los falsos son separados de los verdaderos,

y yo llego a un nido de espadas

y doy entonces con mi fórmula

bendiciones y prosperidad a los buenos y a los justos. 

    Pocos días después hizo una profecía solemne a sus camaradas: "Oiréis hablar mucho de mí. Esperad solamente a que me llegue el momento."

Fotografía poco conocida también en Fournes-en-Weppes, Julio de 1916 (Hitler sentado a la izquierda)

    A principios del verano de 1916, el regimiento de Hitler se trasladó hacia el sur, justo a tiempo para participar en la crucial batalla del Somme. Ésta empezó con un ataque inglés tan implacable que sólo durante el primer día murieron o resultaron mortalmente heridos 20.000 aliados. En el sector de Fromelles, la noche del 14 de julio, el fuego concentrado de la artillería enemiga inutilizó todas las líneas telefónicas de campaña del regimiento. Hitler y otro mensajero fueron enviados "a una muerte casi segura en un camino sobre el que llovían disparos y obuses". Avanzaron refugiándose en agujeros y zanjas anegadas. El otro hombre se desplomó exhausto, y Hitler tuvo que arrastrarlo de regreso a su trinchera. 

    Tres meses después, la batalla del Somme aún no había acabado. Los aliados persistían en sus ataques, y solo en esta campaña sufrieron 614.000 bajas; pero fue una carnicería inútil, porque las líneas alemanas no cedieron. Durante una semana Hitler siguió saliendo bien librado de varias misiones peligrosas. Pero la noche del 7 de octubre, cuando dormía con los demás mensajeros sentado en un estrecho túnel que conducía al cuartel general del regimiento, su buena suerte lo abandonó. Un obús estalló cerca de la angosta entrada y arrojó a todos los mensajeros unos sobre otros. Hitler resultó herido en el muslo, pero intentó convencer a Wiedemann de que lo dejara permanecer en el frente. "No es tan grave, ¿verdad teniente? ¡Todavía puedo quedarme con usted, quiero decir, con el regimiento! Puedo quedarme, ¿verdad?", decía ansiosamente. 

1 comentario:

  1. Increíble la postal. Con más de un siglo y el sello del regimiento no puede verse más nítido. Y además está fechada el 21 de abril, con lo que lo normal es que se escribiese el día antes, el día 20 de abril, día del cumpleaños de Adolf Hitler.

    ResponderEliminar