Luis de Caralt, primera edición julio de 1953
|
Editorial Solar, junio 2002, edición colombiana:
Las conversaciones fueron recogidas taquigráficamente por dos personas distintas. Por lo general por Heinrich Heim, y en su ausencia por Henri Picker. Por consiguiente hay dos estilos (uno es en primera persona, otro en tercera persona).
El financiero suizo Genoud se hizo con la transcripción de las conversaciones, que fueron llevadas al Tirol por la esposa de Bormann durante los últimos días de la SGM. Las tradujo al francés, y de ahí se tradujeron al inglés. Asimismo, además de no estar muy bien traducidas, se unificaron estilísticamente, y contienen numerosos errores (por ejemplo, donde Hitler dijo “Sra. Wagner”, la edición francesa directamente pone “Cosima Wagner” –a la que no llegó a ver jamás-, cuando en realidad se trata de Winifred Wagner). En consecuencia, hay que acudir al alemán, y allí estas conversaciones están editadas en dos tomos distintos, uno que recoge las conversaciones taquigrafíadas por Heinrich Heim, y otro editado por el propio Pickert que recoge las suyas.
"Las conversaciones de Hitler" fueron editadas en primer lugar por Genoud en francés, y posteriormente traducidas del francés al inglés por la editorial Weidenfeld. Del inglés se tradujeron al español y fueron publicadas en 1954 por la editorial “Luis de Caralt”, que censuró bastantes pasajes críticos con el Cristianismo, así como relativos a Franco y su política.
En el 2004 “Ediciones Crítica”, con un espíritu bastante poco “crítico”, en lugar de traducir directamente del alemán, reimprimió lo editado por Caralt, y salvo algunos retoques menores, dejó intacta la traducción anterior, y le añadió los trozos censurados, haciendo uso para ello de la edición inglesa, que ya sabemos que procede de la francesa. En definitiva, nos encontramos ante la traducción del inglés al español, de una traducción del francés al inglés de una traducción del alemán al francés, en la que los errores de la primera traducción francesa van pasando a las restantes.
Asimismo, el libro de “Ediciones Crítica” contiene un editorial del historiador inglés Hugh Trevor-Roper que es un horror.
Cuando escribió esa introducción en 1953, Trevor-Roper era un historiador del III Reich de obligada referencia puesto que, encuadrado en el ejército británico, había llevado a cabo para éste diversos trabajos, teniendo acceso privilegiado a documentos, interrogatorios, etc. Sin embargo, puede decirse que en la década de los ochenta era un historiador que vivía de las rentas del pasado, siendo ciertamente superado por otros historiadores más jóvenes, que al no haber vivido la guerra, tenían una aproximación –al menos en teoría- más objetiva y con menos prejuicios. Su declive final lo constituyó el protagonismo que adquirió al haber dado por buenos los falsos diarios de Hitler, que quiso serializar la revista Stern en mayo de 1983 y por los que pagó 9,43 millones de marcos.
Los de “Crítica” reproducen la vetusta introducción de Trevor-Roper que acompañaba a la edición de 1953, titulada “La mente de Hitler”, y que contiene muchos de los defectos que cabe esperar de un trabajo escrito siete años después de finalizada la guerra, cuando todavía estaban recientes las heridas dejadas por ésta. Pero lo peor estriba en que buena parte de las fuentes en las que se apoya este trabajo están desacreditadas, tal como reconoce el propio autor en una segunda introducción posterior (página 10 del prefacio), cuales son las obras de Josef Greiner, Das Ende des Hitler-Mythos, y en especial, de Hermann Rauschning, Hitler Speaks (Gespräche mit Hitler), que constituye la base de la mayor parte de las citas que incluye el mencionado artículo.
En esa segunda introducción de Trevor-Roper, escrita para una reedición de los años ochenta, éste reconoce su error al usar esas fuentes, pero en el caso de Rauschning, intenta amortiguarlo aseverando que las afirmaciones de éste, aun cuando sean inventadas, son veraces.